Está claro que todo esfuerzo tiene su recompensa, y que lo ideal tras cumplir con las tareas que cada uno tiene asignada esta vida, es sentarse y descansar. Algunos verán la tele, otros quizá decidan ponerse a pintar o tocar un instrumento; los habrá que salgan a correr y quienes decidan sumergirse en el mundo de la repostería.
Estas situaciones tienen una cosa en común, empezar la jornada y acabarla en el mismo sitio. Una casa, nuestro hogar. Un sitio donde plasmar nuestra personalidad y decir, este es mi sitio y yo tengo poder sobre él.
Cuando el día es duro, las horas se arrastran y las pequeñas cosas se hacen hasta grandes, llegar a casa y no sentirse a gusto puede ser un sentimiento nada agradable. Es por ello que, si estamos a gusto en casa, estaremos más a gusto con la vida y con lo demás. Si cuidas tu hogar te cuidas a ti y a los que te rodean, y viceversa. Porque cuando los demás también se sientan a gusto, serán también, un hogar al que poder recurrir.

«La aventura que empieza por las pequeñas cosas es la que consigue las grandes metas».